martes, febrero 14, 2012

Quiero ser poeta

Vicente Herrera Márquez

¿Saben?
Quiero y necesito algo para sentirme mejor,
para poder caminar por el asfalto caliente y por el sendero escarchado,
para sentir el sol corriendo en mi cara y la noche iluminando mi mirada.
¿Saben?
Quiero sentirme poeta.
Poeta en el viento y en los bancos de las plazas,
en miles de salas de clases y en los parlantes de las radios.
Quiero sentirme poeta en mil libros de velador,
en el pensamiento de una mujer y en el conversar cotidiano.
Desde niño quise ser poeta, cuando a los once me enamoré
y ahora con una mochila repleta de años y amores ¡Quiero ser poeta!
Quiero alcanzar a vivir y quiero morir escribiendo poesía.
Pero para eso les pido que lean mis letras en verso
y después de leerlas si ellas les dicen algo o impresionan sus sentidos,
quizás ustedes quieran bautizarme de escritor o trovador.
Bueno, pero si no me leen, no importa, hay cosas más importantes,
pero nunca sabré si alcancé el merecimiento de ser leído.
Entendiendo que no se es poeta porque solo se escribe,
porque un funcionario burócrata dicta un decreto,
ni porque el rey de la comarca quiere que lo ensalcen
o porque al tirano de turno hay que vestir de alabanzas.
Tampoco por partidismo, por esnobismo, o por moda.
Se es poeta cuando las letras aún teniendo lemas y banderas
pueden romper fronteras, traspasar cortinas oscuras,
romper barreras insanas, cantarle al amor y la vida
y llegar a la universidad, a la calle y al más humilde de los hogares.
Por eso, solo el lector libre puede darle a un juglar categoría de poeta

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