lunes, febrero 13, 2012

El humo y el otro

Vicente Herrera Márquez

Ayer cuando fumaba no podía distinguir…
las cepas de la uva.
En cambio desde que deje el cigarro…
tampoco las puedo distinguir.
Pero sí puedo asegurar que el vino y la comida…
me saben ¡Muuuucho mejor!

Ayer cuando fumaba me cansaba
al correr cien metros en el prado…
y dos o tres en la cama.
Hoy mis músculos se solazan…
aunque no llegue ni a ochenta en el prado
y apenas uno en la cama,
porque mis poros transpiran
destilado de hombre y no sudor de tabaco

Ayer cuando fumaba creía que…
cigarrillo y alcohol eran hermanos,
y me convencí que si eran complementos,
a mi salud le haría mucho mejor.
Pero el infarto me dijo que uno era muy malo
y el otro, con cuidado y esmero, era bastante mejor.

Hoy que ya no fumo mis pulmones agradecen
el respirar con mucha más libertad
y mi paladar goza con el vino
en la medida que recomienda el doctor.
Pero sí, paladar y pulmones, ya hartos,
despotrican contra el smog de ciudad.

Con esto que digo bien se que…
los tabacaleros me van a maldecir.
Pero espero que los viñateros…
con cariño me sepan bendecir.
Y dejando modestia de lado,
quiero que siempre me recuerden,
bautizando una cepa o un vino
con mi nombre y mis dos apellidos.
Y hasta que muera me abastezcan…
con la medida justa y diaria…
de buen Cabernet Sauvignon.

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