¿Quién dijo que
amar es fácil?
El que lo dijo es
un ignorante en las lides del amor,
Pues para nada lo
es.
Requiere cuotas
de sufrimiento,
un gran
porcentaje de incertidumbre,
muchas noches
bebiendo soledad,
una cantidad de
horas de autocrítica,
y también
muchos momentos largos de
felicidad.
Todo esto
independiente de presencias, distancias, promesas, suposiciones y realidades.
Mucho más cuando
las presencias se transforman en esporádicas o virtuales;
las distancias son miles de kilómetros, dólares o
euros del boleto de avión en clase turista;
las promesas y
palabras que se escriben o pronuncian en
el aire, son realidades que se diluyen al girar una perilla o pulsar una tecla;
y las suposiciones nacen del no ver a propósito de las distancias,
y no ver o sentir
en carne propia los vicisitudes del amor.
Por ti vivo, por
ti sufro y hasta muero un poco cada día.
Por ti me rio y
por ti y contigo lloro.
Por ti me acuerdo
sólo de nosotros y me olvido de todo lo demás. .
Por ti, por la
mañana soy compañero asexuado,
en la tarde soy
enamorado solícito y amante
complaciente,
y en la noche
hombre impetuoso y macho cabrío con ansias de engendrar.
Por ti soy letra
de romance y por momento palabra de reproche.
Por ti soy
cordero manso con un te quiero y lobo
feroz con los silencios.
Por ti soy lo
dulce de la cercanía y lo amargo de la distancia.
Por ti soy
superhombre y también guiñapo del destino.
No sé por qué de
repente un Martini o una copa de ron escriben mejor que el vino,
siendo el vino
poeta por excelencia y escritor empedernido.
Ahora mismo estoy
hilvanado letras desde el fondo de una copa de licor.
Cariño no hagas
caso de lo escrito, se confabularon el alcohol y unos malos entendidos.
olvida esto que
escribo, son palabras del momento
con un dejo de
reproche y de ansiedad, culpa de la distancia y el Martini;
pero en el fondo tienen sabor amable de Nochebuena y felicidad de Navidad.
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