viernes, julio 27, 2012

Cazuela de versos

Vicente Herrera Márquez


Cuantas veces me ha pasado que estoy haciendo el almuerzo
y de repente se me ocurren palabras que suenan a verso.
Como ya mi memoria olvida y las musas están escasas
no puedo dejar que se pierdan y quiero correr al teclado,
para que las pérfidas no se ahoguen en el caldo de la cazuela.
Como el apetito es urgente me olvido que la memoria es frágil,
pero… puede que sea el mejor poema que pueda yo escribir
y sin pensar en arroz o en fideos corro al computador.
Escribo y sigo escribiendo, por que las palabras traen palabras
y la sintaxis del verso me lleva por otros caminos,
caminos ya recorridos que dejaron almuerzos mal digeridos
o algún caminito angosto que le dejo al paladar un postre por repetir.
En el éxtasis del verso me olvido de almuerzo y cazuela
y sigo haciendo ensalada de letras con aderezo de besos idos…

De repente un olorcillo a quemado saca al poeta del trance
y me doy cuenta que el almuerzo se transformo en humo y rescoldo.
Ahora el estómago tendrá que conformarse  con un par de huevos fritos,
un poco de pan de ayer, una copa de vino tinto y una taza de café
pero quedo contento, porque en estos tiempos de olvido y ausencias
logré preparar un menú de letras y darle sentido de verso.
Con eso ya completé el día, y aún con apetito me doy por satisfecho.


©Derechos Reservados.

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