viernes, julio 27, 2012

Aún vive y escribe el poeta

Vicente Herrera Márquez


Viejo y triste, sólo con su teclado, está el poeta,
sigue soñando quimeras y recordando tiempo pasado.
En la penumbra del cuarto imagina siluetas distantes,
y  en el frío del otoño añora veranos calientes.
Sus dedos acarician el viejo molde de letras
buscando palabras nuevas entre las teclas inertes,
buscando encontrar entre los signos de interrogación
algún poema perdido que nunca salió a la luz,
porque eran letras sencillas o de mínima  importancia
y le dio vergüenza que aparezcan en reglones de multitud.
Tal vez eran letras de alegría,  de enojo, de simple verborrea
o fueron  versos de nostalgia sazonadas con sal de desamor,
porque la musa fue indiferente o encontró un mejor querer.
Sí, solo en un rincón de la vida, todavía vive el poeta.
Aún su voz gesticula palabras lindas y también hirientes exabruptos.
Sus falanges pueden escribir te quiero, te quise y ya no te quiero.
La tinta de su impresora se mantiene líquida como su sangre
y aún puede derramarse en papel dibujando notas de amor.
Sus ojos, aunque con mucho aumento, pueden ver la luz de hoy
y su mente es más clara que la de muchos con menos años,
con más títulos, más honores o una hilera de estrellas
u  otros que con prebendas y con votos comprados detentan poder.
Quizás un poco torpe para caminar y cruzar la calle,
sensible al frío, al calor y a todo lo que produzca alergia.
Con la plata justa para pagar arriendo, el agua, la luz, internet y sildenafil.
Por fortuna hace ya tiempo olvidó el tabaco y marihuana nunca fumó.
Pobre de bienes, escaso de wisky y sin manjares mundanos está el poeta,
pero que importa si con pan, vino tinto, un poco de abrigo y alguna caricia
aún puede estrujar el abecedario y escribirle a la vida y al amor.

©Derechos Reservados.

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