sábado, febrero 07, 2015

El camino del deseo



Mi sangre ya corre como lava ardiente.
Mi mirada se pierde  en el rubor de tu piel.
Frenéticamente respiro a tu ritmo, 
mientras  de mis poros brota a gotas el deseo 
con la urgencia del placer contenido.
Al compás de  tus gemidos, susurro: Te deseo amor
y mi aliento caliente te hace vibrar.
También, torpes, mis manos se llenan de ti
y se sienten pequeñas para contener tu hermosura.
Nuestro abrazo es confluencia de ríos calientes,
es abrazo en conjunción de piernas y brazos, 
es erupción de cuerpos ardiendo,
es un caudal de besos y lengua intrusa que corre impaciente
acortando la extensión de tu piel,
buscando ese punto cardinal en tu loca geografía
que produzca temblores, quejidos, suspiros y gritos de placer.
Mientras mi boca  nerviosa, con palabras muy firmes te dice:
Te esperaba, amor, te esperaba…

Después de esta noche no selles tu cama ni cierres la puerta
No ahogues las llamas ni apagues las brasas
Porque tu fuego en mi piel, mañana lo quiero, quemando otra vez.

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