martes, febrero 14, 2012

El ego herido

Vicente Herrera Márquez

Por la mañana garabateo frases dispersas,
en la tarde las corrijo y las transcribo,
en horas de la noche les doy forma parecida a poemas,
y ya de madrugada los publico en mi libro virtual de poesía.
A la mañana siguiente la estadística me dice
que fue leído allende fronteras y mares,
en Brasil, Méjico, Argentina, España y Portugal,
y el correo corrobora que fue leído con sentimiento
y sentido por almas de mujeres,
que agradecen las palabras escritas al amor.
Mi ego palpita gracias a ti, bendito espacio virtual.

Llega otra mañana, otra tarde, otra noche,
ya de madrugada la espera se hace eterna.
Muere la mañana, muere la tarde, muere otro día.
La estadística insensible muestra las visitas que llegan,
de cerca, de lejos, de extremos cardinales, de lugares ignorados.
El correo sigue llegando hasta con flores en palabras,
que alimentan el ego al darme categoría de poeta.
Y sonrío, si no lo soy, simplemente junto palabras,
que al mezclarlas con mis sentimientos parecen poesía,
que escribo para todos, pero solo son versos para ti.
Palabras que leen en otras orillas ojos ajenos y lejanos,
pero tu que eres el origen y razón de mi escritura
y estando al alcance de un discado las ignoras,
marchitas la pluma que escribe y matas la sed de vivir.
Las estadísticas y el correo me dicen y repiten
que aun siendo para ti, tu nunca lees mis palabras.
Que importa si me leen mujeres tan distantes
en Nicaragua , Colombia, Hawai y Paraguay.
Dígame alguien de allende los mares:
¿Vale la pena seguir escribiendo

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