domingo, noviembre 13, 2005

Mareas

Vicente Herrera Márquez

En la quietud de la tarde,

cuando comienza a oscurecer,
en el remanso de tus aguas,
soy un barco de papel,
que navega suavemente,
por los pliegues de tu piel.
Pero cuando la noche llega,
y la calma de tu cuerpo,
cual océano embravecido,
se comienza a encabritar,
en las crestas de tus olas
me transformo en un corcel.
Con el paso de las horas,
del ocaso hasta la aurora,
cubiertos por un manto sideral,
navegamos, zozobramos;
la tormenta, nos transporta
por corrientes de placer.
Cuando comienza la mañana,
da paso a la calma, el vendaval.
Los cuerpos fatigados,
complacidos se van a descansar,
esperando, nuevamente,
en la quietud de la tarde
ser un barco de papel,
y en la noche tormentosa
ser de nuevo tu corcel.

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