martes, febrero 14, 2012

La novia del viento del sur

Vicente Herrera Márquez

Son los vientos los amos del mundo,
su gran amante es el viento del sur,
con él se acuesta y con él se despierta.

Nació en un valle muy verde,
acunada por brisas suaves, templadas.
Flanqueaba su espalda la montaña con nieve
y en reflejos de mar se mirada.
Recorrió, alegre, en cuerpo pequeño,
praderas, ríos, senderos, sauzales.
También niña, lloró la partida
de blanca paloma que al infinito voló.
Maldiciendo al destino lloró
y abrazando la vida le dijo adiós a mamá.
Cerró los ojos, pensó en sus hermanos
y en su mente una imagen grabó:
Era linda mamá, con tacos muy altos,
hermoso peinado y vestida de luz...
Ella sería igual.

Son los vientos los amos del mundo,
su gran amante es el viento del sur,
con él se acuesta y con él se despierta.

Siguió creciendo, cruzó fronteras,
a otro suelo llegó traspasando montañas,
corriendo distancias, buscando futuros.
Bebiendo amarguras, escondió sus pesares
tras su figura de esplendor juvenil.
Llegó a la tierra del viento iracundo
buscando cariño y persiguiendo promesas.
Las promesas fueron tan solo mentiras
que el viento de un soplo al mar arrojó.
Vivió momentos de amor e ilusión,
trabajó con ahínco y amó con pasión,
regaló tiempo y vida y vida engendró,
se empapó de historia e historia creó.
Por eso el gran viento, como su amante, la eligió.
Y aunque ella no es viento, igual a él se entregó.

Son los vientos los amos del mundo,
su gran amante es el viento del sur,
con él se acuesta y con él se despierta.

En un tiempo un brujo ingenuo y osado
que en noche oscura de brisa suave llegó disfrazado
le dijo palabras muy bellas en días que su novio,
el gran viento, por otros parajes andaba asolando.
Y en las noches cuando, aquél, la pampa arrasaba
el brujo intruso la excitaba con versos de amor.
Pero una mañana al despertar la bella mujer
se acordó que era novia del gigante del sur
y con otro viento que andaba perdido en aquel lugar
al brujo del norte lo arrojó de allí.
Un día cualquiera a comienzos de un otoño actual,
ella trepó en un viento viajero y cruzó las montañas,
queriendo encontrar aquel viajero ingenuo,
que algún día invadió sus comarcas.
No encontró al intruso que hace tiempo le llevo una rosa,
no lo busco, puede que algún aire nuevo le regaló otra flor
o quizás se acordó del viento que la espera en el sur.

Son los vientos los amos del mundo,
su gran amante es el viento del sur,
con él se acuesta y con él se despierta
y solo con él, vive el amor.

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