Las tres de la
mañana, no hace frío
y mientras la
luna está ausente,
mis dedos juegan
con el abecedario.
No tengo sueño,
pero quiero soñar.
Allá lejos
después del mar
y poco antes del
amanecer
te imagino
dormida,
acurrucada y
desnuda soñando en tu cama.
Voy a escribir
pensando en ti,
con letras
intrusas y tibias.
Puede que mis
versos entren en tus sueños
y dejes que mis
manos hurguen bajo tus sábanas,
para borrar de tu
piel la distancia que nos separa.
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