martes, febrero 14, 2012

Hoy te quiero contar

Vicente Herrera Márquez

Hoy, aunque haya pasado tiempo, te quiero contar…
¡Tantas cosas te quiero contar!
Contarte que la vida no ha cambiado, sigue siendo la vida.
Por ejemplo, decirte que el norte sigue estando en el norte
y en los mapas se sigue dibujando arriba del sur.
Que la noche sigue llegando después de cada día
y la luna, aún, no muestra esa cara que un día nos mostró a los dos.
Que la lluvia germina praderas y cada tanto da vida al desierto,
y otras veces desborda los ríos destruyendo poblados y sueños.
Que la brisa siempre es brisa y el huracán… huracán,
una acaricia y el otro arrasa los campos de trigo, al igual que ayer.
La cruz del sur está en el mismo lugar en que la vimos aquella noche
y sigue siendo la brújula de los aventureros románticos y errantes.
El calendario sigue trayendo doce meses, lo que cambia es el dígito del año
y tan veloz cambia, que hace tiempo ya es la centuria que juntos soñamos.
Que las rosas rojas de nuestro jardín siempre hablan de amor
y las de otros colores, también habladoras, igual preguntan por ti.
Que aquella plaza verde extraña tu mirada, tu andar distraído
y esa manía tuya de cortar las flores del jacarandá.
Las palomas que buscaban las migas del pan de tu delgadez,
preguntando por tu ausencia piden el alimento que hoy engrosa mi cintura
y el gorrión trina una sinfonía triste con notas de melancolía.

También te tengo que contar que en estos días del ahora de hoy,
los estudiantes, dirigidos por una mujer tan hermosa como tú,
se tomaron universidades, liceos, colegios, avenidas y calles,
buscando aprender lo que el maestro olvidó de enseñar,
abolir el lucro que ensucia la libertad de saber,
y cambiar sistemas caducos que no van con los tiempos de hoy.
Que las minorías ocupan espacios por tiempo negados,
por las cúpulas que solapadas gobiernan y no dejan vivir.
Que la guerra del indio y el huinca persiste en Arauco,
y seguirá sumando batallas y quizás otra centuria de lucha.

Que los países más ricos y con años de historia,
hoy se ahogan en riqueza falsa y gloria olvidada.
Que la diosa blanca y su séquito cautivan jóvenes, perdidos, sin rumbo,
que el sistema desecha y son reclutados por las huestes del dinero sucio.
Que los pobres son cada día más pobres y los ricos más ricos,
porque el pobre tiene sangre viva y el rico la chupa igual que vampiro.
También te cuento que en el parque de nuestro barrio,
un grupo, una tribu o jauría, de muchachos rapados, mataron un ave.
No pude saber de qué color era, pero si se, que era una paloma.

Y te cuento que a pesar de los años del tiempo, alejados,
del espacio que se alarga de tanto andar, sin querer, olvidando;
del ruido moderno que ahoga el murmullo de las esperanzas,
y sin importar el cansancio, la historia, los sistemas y sus consecuencias,
ni tampoco la barba del tiempo, que habita en la cara, el espejo y el alma;
siempre espero el día que vuelvas… porque… porque…
¡Porque nunca te olvido y a pesar de la vida, te sigo queriendo!

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