sábado, enero 21, 2012

Vestida de silencio

Vicente Herrera Márquez 

Tus palabras se van envolviendo en mantos de silencios 
y no se oyen con la fuerza que se expresaban ayer. 
¿Será que está tu voz cansada o será mi audición gastada? 
¿Será el bullicio de la gente o será el callar de la distancia? 

Te vistes tan solo con silencio y te alimentas de olvido, 
ya no escribes poemas, ya no sueñas, tampoco susurras amor. 
No gritas libertad, no ríes, no lloras y has dejado de cantar, 
parece que tu canto de vida la noche lo puso en sordina. 

Vestida de silencio deambulas los pasillos de tu claustro, 
olvidando que los versos que escribiste los tiene el mundo, 
el cual reclama tu presencia cuando lee la esencia de tus letras, 
aquellas con que describes la opresora compañera de tu vida. 

Entre sombras, indiferente, vestida de silencio esperas un milagro. 
El milagro que te arranque de la depresión que oprime tu alma. 
Entre hojas arrugadas, archivos borrosos y teclado inerte, 
tu tiempo se hace infinito y tu espacio se prolonga sin forma. 

No escuchas las palabras que quieren poner risa en tus labios, 
rehuyes las preguntas de los ojos que buscan tu mirada, 
entornas las cortinas del encierro rechazando la luz de la mañana 
y apenas musitas un buenos días cuando el sol toca tu ventana. 

Vestida de silencio vas por los caminos y las páginas de tus libros, 
no oyes el grito de aquel poeta que te quiere acompañar, 
no ves a la florista que tiene una rosa roja guardada para ti 
y no miras al insistente mendigo que tan solo te pide una sonrisa.

jueves, enero 12, 2012

Imágenes

Vicente Herrera Márquez

Figuras, fotos, siluetas, cuerpos de mujer.
Que fuman, leen, escriben o incitan al amor.
Bailan, ríen, lloran y juegan con la luz.
Son imágenes que llenan espacios virtuales
y echan raíces en los surcos de la mente.

Mi pensamiento se llena de imágenes.
En el día las veo que pululan en pantallas
y en la noches se escurren por debajo de la almohada.
Revolotean mis espacios y se anidan en mis ojos,
difusas y esquivas por momentos;
nítidas en otros, con rostros en penumbras;
con claroscuros que disimulan los contornos;
envueltas en velos que cubren las turgencias
y también desnudas ofreciendo piel ardiente.
Son imágenes que tienen movimiento,
como ondas que despiertan y excitan mis sentidos,
que en tropel de locura, se pierden en las sábanas,
buscando el calor y el latir de un cuerpo ausente,
que duerme, sueña y vive el amor en otra cama.

Tonto juramento

Vicente Herrera Márquez


Me arrepiento haber jurado nunca más,
aún sabiendo y con certeza
que del destino no era dueño ni lo soy.
La verdad, nadie esta libre
de caer en pecado o en las redes del amor.
Somos cual semillas que caen en otoños,
de distintos años de la vida;
podemos volver a brotar en primaveras;
volver a caer en otro otoño;
y renacer tantas veces como quieras.
Me arrepiento haber cerrado, puertas al amor
con rígida viga de acero al interior,
poner velos oscuros y cerrojos en ventanas
y desterrar al silencio la razón.

Allí afuera la luz cae a raudales.

Hoy quiero romper el juramento,
entreabrir nuevamente las puertas al amor.
Acordarme que en mi pecho reprimido,
aún dañado, sigue latiendo un corazón.
Porque por la puerta entreabierta,
hoy percibo un aroma de mujer
y por las ventanas, oscuras, veladas
hay una luz que quiere penetrar.

Códigos fragmentados

Vicente Herrera Márquez

Tu voz y tu mirada (fragmento)
Con tu voz y tu mirada, sería el dueño del tiempo,
con eso tendría todo, aunque más de ti querría.
Pero existen barreras que median entre tú y yo,
distancias de tiempo y espacio, situación y condición.
El trayecto es mas largo que de lejos hasta mas lejos
y la jornada es extensa, más que de ayer hasta hoy.
Tú tienes la esperanza entera, y fuerzas para correr,
yo voy cansando los años que faltan para llegar.
Siento que falta menos, pero camino contento,
porque hoy escuché tu voz.


¿Saben quien es? (fragmento)
Yo quiero con ella avanzar,
en el cruce de calle, orgulloso.
En el trance de enfrentar la vida,
en la plaza derramando bondad y amistad.
Pero no puede ser ¿Y saben porqué?
¡Cuanto yo quisiera! Pero no es mi mujer.


Códigos
Otra vez me equivoqué.
En tus acciones quería encontrar...
lo que día a día esperaba
cuando leías mis letras:
un mes que viene sin penas
y que regresaras de ausencias.

Los códigos que tanto buscaba
no eran ilegibles y eran muy claros.
Hoy sin decir palabra
me indicaste donde estaban...
estaban en mis propias letras.

Lejano, imposible

Vicente Herrera Márquez

 

Soy un pretendiente lejano en tu vida,
que llegó a ella en forma casual.
Se muy bien que hay otros cerca de ti,
situación que tú misma no escondes.
Y si cientos de distancias me alejan
¿que chance puede haber para mí?
Elige con calma, elige tranquila,
en el ramo alguno podrá ser clavel.
Más de uno te brindará cariño,
otros tantos te ofrecerán amor,
no faltará el que te traiga un problema
y es probable que alguno te cause dolor.
Yo de tan lejos no puedo ofrecerte nada,
no lo tengo y a ti no te puedo mentir.
Me llevan ventaja están todos cerca,
todos los días, flores te pueden llevar,
invitarte al cine o a tomar un café.
En cambio de lejos tan solo con letras,
muy poco y nada puedo yo hacer.
Y solo en la distancia me resta pensar,
que en tu recuerdo solo puede quedar,
de mí, algún ingenuo poema de amor.

Hoy, 14 de febrero

Vicente Herrera Márquez
 
 
Hoy no quiero nada para mí.
Hoy no voy a escribir un poema,
ni voy a rebuscar palabras en el diccionario.
Tampoco perturbaré tu silencio con gritos,
solo quiero susurrarte palabras sencillas.

Hoy un coro de millones de voces en el mundo
va a repetir palabras y versos de amor.
Hoy quiero sumarme a ese coro,
y ser un anónimo juglar en la multitud.
Pero aún así pensaré que mi voz
en murmullo como trueno escucharas.

Simplemente quiero decir:
Que todo lo bueno del mundo,
que toda la dicha de la vida
y que todo el encanto del amor,
sean para ti y solo para ti.........

Centella otoñal

Un pequeño relato
Vicente Herrera Márquez

Lunes 26 de marzo 2007, hace frío, el cielo está cubierto de gris con nubes propias de la época.
Santiago de Chile, mi ciudad, ya hace un rato que despertó y se mueve un poco aletargada por la resaca del domingo, por el aire fresco de la mañana y por los primeros síntomas del otoño que comienza.
Yo también amanecí con los mismos malestares, un poco de resaca dominguera y los primeros síntomas de un resfrío otoñal.
Le convido energía eléctrica a mi compañero computador mientras tomo una taza de café.
La pantalla me muestra la página de un periódico que habla de los resultados del fútbol del domingo y de los problemas del nuevo sistema de transporte urbano de la ciudad, el famoso Transantiago.
De repente en la parte inferior de la pagina que leo aparece una pequeña ventana iluminada, doy un salto en mi silla y no puedo evitar lanzar una exclamación se sorpresa pero a la vez de alegría, allí en recuadro brillante aparece escrito un nombre que hace tiempo no veía en mi pantalla pero que si esta grabado en mis retinas, en mi mente y en mi piel, mi ritmo se aceleró, corrí a buscar otro café…
A los dos minutos se apagó la ventanita y el nombre desapareció, trate de tomar la taza de café y ésta resbaló de mis manos temblorosas, derramando el negro líquido sobre el escritorio y el teclado.
Pasaron tres minutos y nuevamente se encendió la ventanita y el nombre de mis sueños otra vez apareció, fue un chispazo, en treinta segundos se esfumó y no volvió a aparecer ¿habrá sido por el café que derramé en el teclado?
Como centella dos veces esa luz cruzó por mi pantalla, inconciente trate de alcanzarla y atraparla. Ilusionado pensé que esa luz insinuaba una intención, que era el guiño de unos ojos o la invitación de una mirada.
Luego ya calmado y con otro café en la mano pensé que quizás solo pasaba sin mirar y había llegado por casualidad explorando otro sendero o buscando otro destino que la trajo por un camino equivocado.
Iluso de mi, creí que talvez querría hablar conmigo.
¿O habrá sido una alucinación mas, otra de las tantas, que tengo cada día, con ese nombre y esa imagen que hace tiempo no aparece en mi pantalla?

Versos de viento y besos

Vicente Herrera Márquez

¡Hola! ¿Cómo estas? -
-Que bueno que abriste tu ventana, espera, espera, no la cierres.-
-Mírame, ¿no te acuerdas de mí?-
-¿No?-
-Haz un poco de memoria, nos conocimos en la  primavera pasada, un día temprano, allí, si allí en la esquina del viento.-
-¿Te acuerdas ahora? Yo buscaba la estación…
- Hoy temprano me atrapó una ráfaga de viento fuerte y me trajo hasta aquí, y aquí estoy con sueño y con frió.-
-Pensé que podría verte, algo aquí dentro me decía que te iba a encontrar.
-Hace rato que estoy esperando, tengo mucho frío.-

-Voy a estar contigo un ratito, no te preocupes nadie me va a ver, me voy a hacer pequeñito y me voy a acurrucar al lado de la estufa mientras tomo el café, tu sabes que algo de mago tengo.-
-Cuéntame, como has estado, que has hecho, ¿estas bien de salud?, siempre le pregunto al viento y a la luna por ti, pero nunca me responden.-
-Te cuento que casi todos los días creo verte pasar por mi ventana, te detienes unos momentos y sigues, me pregunto si quieres entrar ¿Por qué no lo haces?- (Quizás es solo un sueño mío)-
- También te cuento que yo estoy bien, siempre tratando de escribir, pero me cuesta, la inspiración esta esquiva y no llegan las palabras.-
- Muy rico tu café, ya estoy entrando en calor, hora de irme, aunque por mi, me quedara para siempre, tomando café de vida y viviendo el tiempo en tus ojos.
¡Mmmmm! que exquisito tu perfume, me trastorna ese aroma a mandarinas, mangos, ámbar, oriente e ylang-ylang.
-Te cuento que ese aroma lo tengo atrapado en un pequeño frasco donde guardo sueños y todas las noches derramo un par de gotas en mi almohada para dormir pensando en ti.-
-Hasta mañana y ahora empújame hacia el frío y cierra la ventana.-
-¿No dices nada? ¡Ayy, si tu supieras cuanto quiero oír tus palabras y me cuentes como estás!
-Espera, no cierres todavía, antes de irme te dejo un ramo de rosas y un cuaderno con versos, cien versos de viento y besos.-