jueves, junio 05, 2014

Poeta

Vicente Herrera Márquez
  
Caminas, buscando letras,
piensas e inventas palabras,

sientes versos que nacen inconscientes

y escribes con pluma de aire, poemas en tu memoria.



De madrugada juntas palabras

que en manada las arreas por la mañana.

Las encierras en reglones dispersos

sin sentido al mediodía.

Durante la tarde las seleccionas

según forma, tamaño, sonido y color.

Al crepúsculo las ordenas

en una fila de preferencias.

Y durante la noche, con luna clara,

llovizna, o torrente de nubes negras,

con tu teclado manchado de vino y ron,

con tu copa compañera de buen cabernet;

y con la presencia ausente de esa musa

que te observa  desde el retrato presente,

una por una vas buscando congruencia

y unes tu caudal de palabras dispersas

con lonjas de piel e hilos de  sentimiento.

Juegas haciendo combinaciones con ellas,

le cantas a los tropiezos y situaciones

que entretejieron el día aciago o de felicidad.

Escribes rondas de niños,

sonetos para las madres,

poemas de amor sincero,

romanceros para adolescentes,

cartas de despedida,

epitafios para el mármol

y también algunas letras sin sentido

para que las cataloguen de sublimes…

algunos críticos literarios.

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