sábado, noviembre 04, 2006

Conjugando verbos regulares

Vicente Herrera Márquez

Hace horas que trato y no concreto,

mi copa ya tres veces se ha vaciado.
Las letras del teclado me hacen guiños,
mis dedos impacientes esperan una orden.
La pantalla extiende, blanca, una sábana virgen,
la que espera sedienta, como hembra impaciente,
la llene de besos transformados en palabras.
Se muy bien los verbos que quiero conjugar,
el tiempo es hoy, por lo tanto es muy presente;
personas: tu y yo, segunda y primera, singular;
y el modo es mi forma simple de expresarme.
Pero el torrente que se agolpa en mi garganta,
que mis labios cual represa no pueden contener,
es tal que no puedo reunir sustantivos y adjetivos
para lograr formar ni siquiera una oración.
Es tanto lo que tengo y que quiero yo decir
que no atino a que palabra darle prioridad.
No quiero decir simplemente que te amo,
ni tampoco pronunciar el repetido: yo te quiero,
quiero escribir el más bello compendio del amor,
quiero cantar tu belleza, quiero contar su ternura,
y en libros con páginas repletas de poemas
derramar por todos los rincones, sentimientos.
Se que muchos dirán que escribo tonterías,
yo les pregunto: ¿es tontería escribirle al amor?
Y si es de iluso y tonto el estar enamorado,
me confieso el tonto más grande de este mundo.
Pero si, con certeza y vergüenza les puedo contar,
que nunca en mi vida que suma éstos y muchos más,
tantas palabras brotaron de mi pecho y mi garganta
haciendo tan difícil conjugar el verbo amar.

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