Te busco en la
profundidad de la inconciencia,
te busco en los
escondites del sueño,
te busto en los
pasillos de la locura
y te vislumbro en
los senderos escabrosos del insomnio.
Quiero atraparte
para que seas la musa de mis versos,
el aliento que
oxigene mis pulmones,
la caricia carencial
de mis sentidos,
el beso agridulce
en el festín de la lujuria,
y el cuerpo que
anhela mi sexo urgido.
Te quiero
encontrar tras una mirada escondida,
en un campo de
trigo o en un bar del puerto;
en la
calesita jugando con los niños del
pueblo
o en un
aeropuerto esperando abordar un avión;
en la marcha por
los derechos de los pueblos originarios
o en medio de la
pampa desafiando un huracán;
en un mitin por
trabajo para los pobres marginados
o vestida de
blanco en el funeral de un general;
en la biblioteca
leyendo tus versos y los míos
o en la sala de
parto pariendo a nuestros hijos.
En algún lugar,
abierto o escondido, te voy a encontrar.
La parte
intangible de mi realidad presiente tu presencia
y huele en las
estelas de ese viento camarada de mi andar,
el olor de tu
boca, de tu cuerpo, de tu sexo y de tu piel.
También advierto
en los silencios de mis palabras vagabundas,
tu esencia
exuberante de mujer, camarada y poetisa,
que va
derramando palabras dibujadas con tinta
de color.
Te presiento, te
siento, te huelo, te palpo y te veo realidad,
y todo me dice,
que te encontraré entre los fantasmas del insomnio
que deambulan
extraviados por el laberinto de mi locura.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario