domingo, febrero 11, 2007

¡Hola! ¿Cómo estás?

Vicente Herrera Márquez

Dime si quieres...


Dime si quieres que busque en otro rostro
el color, el brillo y las lágrimas de tus ojos.

Dime si quieres que enjugue en otra boca,
la sed que mis labios tienen de tu sed.

Dime si quieres que derrame en otro cuerpo
el aroma exquisito que guardo en ese frasco,
donde tengo atrapada la esencia de tu piel.

Dime si quieres que cambie en mis poemas,
esa línea en la que solo tu puedes leer
el único nombre de mujer que se escribir.

Dime si quieres que apague aquella luz,
esa que encendiste la noche que llegaste
y que hasta hoy alumbra, aunque no estés.

Dime si quieres que oscurezca mi pantalla,
cortando los cables y cerrando los conductos,
los que con solo pensarlo me llevan hasta ti.

Dime si quieres que me olvide que algún día
pretendí ser el compañero de tu vida,
vivir juntos retando la vida cara al viento
y barrer las hojas secas del otoño en tu jardín.

Dime si quieres que me vista de invisible,
que no grite, ni siquiera murmure que te amo,
ni tampoco transite en la vereda que vas tu
o manipule los hilos que mueven los destinos.

Dime si quieres que pregone por las calles
y esparza por las ondas viajeras de las radios,
la canción con mi letra y música del alma,
que dice que te extraño, te espero y estoy solo.

Dime si quieres que vuelva a pretender y ser
el joven lleno de años que se olvida de su edad,
que corre por las calles y vuela como un brujo
buscando tus encantos sin pensar en que dirán.

Dime si quieres que recuerde los números
que al discarlos con mis dedos temblorosos
y al romper con la llamada la barrera de silencio,
puedas contestarme con un: ¡Hola! ¿Cómo estás?

Dime si quieres que borre de los diarios y los libros
las páginas y páginas que cantan para ti;
las que escribí en horas de noches sin dormir,
con tinta de la vida, papel, mi pluma y un candil.

Dime si quieres que me olvide de ser el mago arcaico
que te ayuda a recorrer los caminos de la historia,
el argonauta atrevido que te guía a través del laberinto,
el pasajero de travesías que te trae vivencias y poemas,
el explorador de sentimientos que hurga en tus sentidos
o tal vez el simple hombre que te quiere acompañar.

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