domingo, marzo 18, 2007

Busco compañera, cómplice y amante

Vicente Herrera Márquez

Te cuento que vengo de vuelta

de un lugar lejano donde anduve soñando,
traigo momentos que fueron sublimes,
retazos de tiempo pintados de amor,
algunos instantes de linda locura,
formas de un cuerpo y rastros de besos
que conocen mis manos y mi boca mejor.
También traigo en mi bolso de viaje
una canción con silencios escrita,
malos entendidos, reproches, distancias
y un atado apretado de rollos de olvido.

Te cuento que no vengo buscando consuelo,
no quiero otra boca para recordar besos,
ni tampoco piel para olvidar otra piel.
Pero si te digo que a pesar de amores vividos
y una cuenta larga de muchos fracasos
no he aprendido a vivir sin amor de mujer.
Por eso busco y quiero compañera de ruta,
camarada de vida, cómplice en mis versos,
amante ardiente de noche y cariñosa de día.
De mis cuotas de vida he gastado ya muchas,
pero aún me quedan y te las quiero brindar.

Tus letras me dicen que también has vivido,
que de muchas estaciones has pisado el andén,
esperando, llegando, partiendo con o sin amor.
Pero también dicen que sabes y quieres amar,
hablan de olvidos, distancias y camas vacías,
muy claro se lee que sin amor no puedes viajar,
y que tus sabanas dos cuerpos esperan ansiosas.
Por eso estoy leyendo y buscando en tus páginas
un reglón en blanco para entrar en tu libro,
un poema inconcluso para escribir entre dos
o un párrafo que diga: ¡Alto! no se puede entrar.

Feliz cumpleaños corazón

Vicente Herrera Márquez

No tengo sueño ni quiero dormir,

esta noche es fiesta y vamos a festejar.
Tu y yo, los dos solos corazón, tu y yo.
Hoy es tu cumpleaños y hay que celebrar,
si el vino ya se ha dormido lo vamos a despertar
y esa luna que brilla
descorchara las botellas y las copas llenará.
Entre brindis y brindis hagamos la noche día,
recordemos lo pasado
y esperemos la estrella de madrugada.
No te preocupes por nada, vivamos la hora presente,
total mañana… mañana será otro día.

¿Que mas podemos celebrar, aprovechando la ocasión?
acordémonos que hace unos años sufrimos un accidente
que ha ti te hizo latir más lento y a mi dejar de fumar,
o podemos despedir aquella ilusión que hace poco se apagó,
pensemos que no es ingrata por que se fue y olvidó,
simplemente lo que pasó es que habrá encontrado otro amor.
¡Mira! saludemos aquella mirada que se asoma tras la luna,
nos hace un guiño, se esconde y vuelve a aparecer.....

Mejor brindemos por los ausentes, luego por los presentes,
por los abandonados, por los que están enamorados,
por los pobres y los ricos, por los niños y los ancianos.
Por las mujeres hermosas, por todas las mujeres.
También quiero brindar por tu tolerancia y paciencia
y por haberme aguantado tantos años corazón.
Que sirva más copas la luna, para que tu brindes por mi,
hoy yo también cumplo años ¿O ya te habías olvidado?
acuérdate que hace ¡tantos! juntos nacimos un marzo
y que estarás en mi pecho hasta que muramos los dos.
No te preocupes por nada, hagamos lo que haya que hacer,
total mañana… mañana será otro día
¡Salud hermano y amigo!
¡Salud! ¡Salud corazón!

Párrafos

Vicente Herrera Márquez

Desde hace un tiempo le miento al corazón,

con evasivas entretengo a la conciencia
y ya no se como seguir engañando a la razón.
Me miento a cada rato, me miento todo el día.
Conciente o inconciente te veo en todas partes
y voy diciendo que me quieres y me esperas.
¿Quién me puede decir si voy diciendo la verdad
o simplemente repitiendo engañado una mentira?
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Alguien encontró en mi cofre de tesoros
el frasco de perfume que te traje en Navidad
con fragancia exquisita, plena de embrujo oriental,
ese que cuando te fuiste, te olvidaste de llevar.
Con rabia se lo quité antes que lo abriera,
prefiero esparcirlo en el viento o derramarlo en el mar
y no sentir en otro cuerpo el aroma de tu piel.
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El tiempo que me diste parece que era prestado
y es posible que a otro ese tiempo le robaras.
No importa, fue hermoso, y te lo agradezco,
pero no me pidas que te devuelva un minuto,
pues, todos los he guardado como preciado tesoro
y deje una cuenta abierta en el banco de la vida,
por si algún día te sobran centavos de tus minutos
y quisieras en mi cuenta depositar más tiempo.
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No te quiero olvidar, solo quiero embriagarme
con vino, mujeres, azar, lujuria y pasión disfrazada,
para no sentir tu ausencia y el paso del tiempo,
para no recordar los momentos vividos,
para que en pantalla no se asome tu rostro,
para no oír tu voz grabada en mi disco,
ni imaginar las escenas de tu película actual.
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¿Quién te dijo que hay que olvidar?
¿Quien te dijo que amar es malo?
¿Fue un psicólogo, un cura, una trabajadora social?
No hagas caso ellos no saben
y si saben se hacen los tontos
con ese pretexto estudiaron y
solo tratan de actuar, su rol en la sociedad.
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Algún día 2

Algún día de viento fuerte me pensaras,
te acordaras de un tango, querrás bailar,
cerrarás los ojos, soñando los abrirás
y al calor de un mate me nombraras.
Algún día tu voz de nuevo se escuchará,
habrá música y baile por las esquinas,
se abrirán cortinas y entrará la luz,
romperás el silencio y me llamaras.
Algún día lejano en el tiempo te acordarás,
de un poeta disfrazado con traje de ave,
que a tu llamado, raudo, llegó volando,
con un poema y un posible sueño de amor
Algún día de lluvia fría en invierno largo,
cuando el trueno ronco rompa el silencio,
y el relámpago rasgue y dibuje la oscuridad,
seré el granizo que en tu ventana te llamará.
Algún día.
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Viento que se enreda en las aspas de molinos,
silba letanías en las espinas de calafates
y ejecuta sinfonías en las cuerdas de energía,
allá por tiempos lejanos tu supiste de mis sueños
que se incubaban ansiosos entre primaveras y otoños.
Conociste mis desvelos de niñez y juventud,
me hiciste gozar veranos y muchos inviernos sufrir
y hoy a pesar de estar lejos, por muchos años de ti,
escuchas y te lamentas con mis tristes penas de amor

miércoles, marzo 14, 2007

Las marimbas me llaman

Vicente Herrera Márquez

Quisiera explicarlo, no puedo,

porqué Guatemala me atraes.
Serán tus paisajes, tu gente,
será el sonar de marimbas,
¿o será un par de ojos que sueñan?
Será la flor de la ceiba,
serán fragancias de orquídeas,
pueden ser tus colores tan bellos,
¿o quizás unos labios muy rojos?
Será la placidez de tus playas,
talvez los volcanes que truenan,
¿o será la inquietud de una piel?
Serán los versos de los poetas,
que te cantaron y hoy cantan,
¿o los poemas de una joven mujer?
Yo vengo del frió de sur,
trepo por América buscando calor
como cóndor del Ande nevado,
y al volar por tus montañas,
las marimbas que están vibrando
con “Noche de luna entre ruinas”
siento que me están llamando.
En letras allá voy Guatemala,
por ahora en experiencia virtual,
pero si algún día el viaje fuera real,
quisiera que ella, esperándome esté.

Diosa Mujer

Vicente Herrera Márquez

Llegaste…

¿De dónde viniste?
¿Acaso te trajo el viento?
Quizás te engendraste figura en mi inconciencia,
brotaste de los recuerdos o naciste de mis deseos.
Solo se que estás aquí, con túnica de diosa,
esencia de quimera y fronteras de mujer.

Insinúas una imagen con contornos de trazo firme,
te dibujas en mi mente y te grabas en mis neuronas.
Escribes poemas con palabras en tiempo de verbo actual,
me hablan de vida, estaciones, encuentros y despedidas.
Emites música y ritmo que brotan de tus falanges,
me cautivas con tu cadencia envuelta en velos de tul.
Te muestras en cuerpos bellos cubiertos de piel perfecta,
que se enredan con letras que sueñas de madrugada.

Trazo un sendero nuevo en el mapa de mis rutas
que se tejen y entrecruzan sin saber a donde van.
Muevo torres y alfiles en el ajedrez de la memoria,
sacando las piezas muertas que ocupan algún lugar.
Creo hojas en blanco para dibujarlas con ilusión,
sin dejar margen ni espacios para engañar o mentir.
Invento cien mil pretextos para atraer tu atención,
hurgando en tus circunstancias y jugando a adivinar.
Siento que por mis venas corre un torrente de juventud,
impaciente, despertando bríos y ríos que están dormidos.

Me pierdo en tu pretérito buscando ancestros de diosa,
te diviso y te encuentro esperando en pedestal de mujer.
Te imagino en huerto ajeno, fruta tentadora y jugosa,
que meciéndose en su árbol me incita a saltar la cerca.
Escribo, borro y vuelvo a escribir, quiero atraparte,
quiero que mis manos aprendan y memoricen contornos,
quiero fundirme en tu cuerpo y con caricias tatuarte.
Te presiento musa, en las páginas de mis desvelos,
queriendo escribir la historia de un nuevo sueño de amor.

Estar en tus sueños

Vicente Herrera Márquez

En tus sueños resérvame un espacio.

Un día quiero ser el príncipe de tu color preferido,
en otro el conquistador de los dominios de tu cuarto,
también el compañero asexuado en la hora de tristeza
o el amante impetuoso en las fronteras de tus sábanas.
Déjame ser el armado caballero defensor de tu inocencia
y el potro salvaje que te brinde prolongar la descendencia.
Déjame ser el fantasma enamorado que cruza tu ventana,
en las noches de verano y susurrando te entona una canción.
Si tu quieres puedo ser un duende que te enreda en sus intrigas
y el centauro que te guíe sin perderse a través del laberinto.
Por momentos puedo ser un ejército de fieles espartanos,
que te protejan de mentiras, injurias y calumnias
y en segundos transformarme en confesor de algún desliz.
Déjame ser el mago que llene tus sueños de colores
y también el brujo que prepare tus pócimas de amor.
En tus ensueños cansados quiero ser oasis de descanso
y en tus fantasías ansiosas quiero, en el festín de la lujuria,
ser el principio de tu deseo y el abrazo final de tu pasión.

Déja que en tus sueños sea solo el compañero en la rutina
el amante amante que cada noche te brinde sus caricias
y el hombre enamorado que te bese cada mañana al despertar.

Brisa con sabor a caña y miel

Vicente Herrera Márquez

Siento en mi cara una caricia, del norte, brisa tibia

que brota en la resaca que ha dejado un temporal.
Esa brisa trae sabores fuertes de Caribe, caña y miel,
mezclados con ensueño, aventura, candor y joven piel.
Veo el horizonte de montañas que insinúa un arco iris
pintado con rubor de tus mejillas y el color de tu país.
Estoy viendo con tus ojos la belleza de esa tierra,
donde el viento se viste con las plumas del quetzal
y la orquídea monja blanca reza y canta su plegaria,
enredada entre las ramas y las nieblas caprichosas.
Mientras la luna corre con temor de niña enamorada,
jugando a la escondida con la ceiba altiva y legendaria
y se sumerge creciente y rebosante en las aguas de Izabal
o menguante adormecida en el espejo azul del Atitlan.
Oigo un rito maya que emergiendo del fondo de los tiempos
se hace actual en los bosques de Chimaltenango y El Quiché.
Luego con tus oídos escucho el vibrar caliente de marimbas
que incitan a entallar tu cintura de América cimbreante
y recorrerte en un abrazo del levante hasta occidente…
Palpo en ti con mis manos ávidas, ajadas y resecas
la humedad aromática y caliente del centro continente
y mis labios liban de tu boca el sabor de fruta tropical.
Te veo, te oigo, te toco, te pienso como luna creciente,
te siento como mar impetuoso y volcán que quiere estallar
y luego soñando, recorro contigo: Guatemala tu tierra natal.

Siempre sera nunca

Vicente Herrera Márquez

Nunca esperes que olvide aquellos momentos vividos,

ni que borre de mis cuadernos lo que juntos escribimos,
tampoco que vele de mis retinas tu imagen de mujer,
ni te encierre en mis recuerdos en un olvidado rincón.

Siempre serás presente cuando conjugue mi vida,
vivirás en mis quehaceres y soñaras en mi almohada,
estarás conmigo riendo y si hay que llorar llorando,
serás momentos del día y nostalgias de anochecer.

Nunca sentirás reproches ni alguna señal de olvido,
porque si hay culpas son mías y no te podré olvidar,
estaré inventando tus sueños en mi agenda de velador
y estaré alumbrando el camino por si quisieras venir.

Siempre estaré escribiendo los versos que te gustaban,
hasta que se diluyan las letras y mis ojos no puedan más,
o hasta que me convenza el tiempo amargo del desengaño
haciéndome comprender que lo nuestro nunca existió.

Nunca me pidas que deje de contarle a la gente y al mundo
cuando convencida cantabas una dulce canción de amor,
que al paso de las cartas en silencio se fue ahogando.
Y contar que seguiré esperando aunque no quieras volver.

Siempre agradeceré a la brisa que te acercó a mi camino
y aunque me duela muy dentro recordaré con dolor,
aquel almanaque insensible que puso fecha al destino
y en complicidad con el viento aquellos lazos rompió.

Quiero aprender

Vicente Herrera Márquez

Quiero pedirte me enseñes

como lo hiciste,
quiero que en pocas palabras
me expliques,
que es lo que hay que hacer
para lograrlo.
Si puedes, te pido me digas
muy claro,
si crees que lo puedo yo hacer.
Se que es difícil,
no se si lo podré conseguir.
Si logro aprender
será que tengo la mente muy clara,
o tal vez
seas tu que enseñas muy bien.
Te voy a decir
que hubo cosas que pude aprender,
muy fácil,
a leer, a escribir, a restar y a sumar,
más difícil,
a crecer, madurar, amar y vivir.
Pero de a poco
todo ello en el camino pude entender.
Solo me falta saber
lo que tu, parece, dominas muy bien.
Quiero aprender,
tranquilo, en silencio, te voy a escuchar.
Por favor,
en pocas palabras, sin puntos ni comas,
dime:
como tan pronto se puede olvidar.

El viento te busca

Vicente Herrera Márquez

¿Dónde estas?

¿Estas escondida o quizás dormida?
¿Te escondes de mí o para nadie estas?
Te busco de noche y te busco de día,
miro tras puertas entornadas y abiertas,
descifro el silencio de puertas cerradas
y nada ni nadie te ha visto o sabe de ti.
Le pedí a la brisa que en su lento paseo
recorra las plazas y busque en rincones;
y al viento fuerte que corre distancias
le dije que indague en viajes y huidas.
¿Dónde estas?
¿Encerrada? ¿Encerrada en ti misma?
¿Por qué tu silencio y no dices nada?
Le digo a la calle que apague motores,
a los niños que juegan les pido callar,
que los barcos no toquen sirenas
y en las fábricas detengan telares,
que las orquestas ahoguen las notas,
que nadie grite, nadie llore y nadie se ría.
Y aun así con el mundo detenido, dormido
y con todo en silencio, no oigo tu voz.
¿Dónde estás?

Ella tiene... (Para ti mujer)

Vicente Herrera Márquez

Ella tiene aromas de oriente

que dejan estelas en la extensión de la verde pradera,
en la estepa nevada y en la pampa arrasada.
Tiene mirada que rasga en invierno la noche oscura,
en verano acaricia la luna y es capaz de opacar sol.
Tiene la voz del arroyo que corre apacible,
de la brisa impaciente y del trueno en la tempestad.

Ella tiene manos de seda
acariciantes y tibias cuando entregan cariño,
francas estrechando amistad y firmes si hay que luchar.
Tiene piel suave, blanca e incitante de amante mujer,
que se torna dura para enfrentar el embate de la iniquidad.
Tiene el cuerpo frágil y hermoso de hembra candente
pero es gigante fiero, impetuoso, para defender su libertad.

Ella tiene el verbo preciso
que con suaves palabras lo musita al momento de amar.
Tiene el discurso que con fuerza y coraje dice: te amo
y también la franqueza elocuente para decir: ya no te quiero.
Camina en el sentido correcto y sabe conjugar la verdad.
Tiene la sensibilidad precisa para enfrentar la vida real
y sabe encontrar en sus tiempos los momentos para soñar.

Ella ya no se acuerda de mi,
tiene en su mundo el hoy y el mañana, yo ya soy lo de ayer.
Quizás el recuerdo ajado de fotos y cartas añejas dobladas,
entre las hojas del libro de versos que dejó en el olvido.
Tiene una meta soñada que se siente obligada a alcanzar,
sin salir del camino trazado por el temor de perder.
Tiene muy claro que hacer, ella es madre, ella es mujer.