domingo, diciembre 17, 2006

¿Te acuerdas papito?

Vicente Herrera Márquez

Hay una querencia que llevo en el alma,

hay un pueblo de tierra y de viento,
es una comarca con brisas de infancia,
es un destino con tormentas de amor.
Es un lugar que en noches de llanto
le enrostré gritando con rabia y dolor,
el nombre de pueblo maldito,
olvidando que si algo yo soy
me lo dio sin cobrar ese pueblo bendito.
Es un pueblo lejano donde hay amor,
es el regazo con teta de madre,
es el pan con sudor en frente de padre,
es la letra de maestros señeros
y es el consejo de viejos ya muertos.
Es el sabañón arraigado en la oreja,
y es el piche asado en el horno
en los días que faltaba el trabajo.
En las noches de invierno era cristal
dibujado en ventanas de escarcha,
era el soplar ululante del viento,
y era rastro marcado en la nieve
buscando leña para entibiar el invierno.
¿Te acuerdas papito? los días felices,
que aunque poco, pero había pan,
cuando yo aún siendo un niño,
tú, sin vergüenza, me pedías cigarros
y me decías que yo no debiera fumar,
y también me decías con ceño fruncido
no llores nunca por una mujer;
¡Y cuantas noches, por mi madre muerta,
encendiendo una vela te vi llorar!
Hoy acá varado en distancias lejanas,
muy lejos del pueblo te puedo contar:
hace tiempo, ya mucho, dejé de fumar,
hoy escribo y es posible que pueda dejar de escribir,
pero no puedo evitar, el llorar por una mujer.

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