Hace tiempo en la
plaza del pueblo,
Un joven trovador
enamorado
tocaba guitarra y
cantaba
simples canciones
de amor.
Entre la gente
que lo escuchaba,
bajo la sombra de
un ombú,
se encontraba una
gitana.
Ella era joven
con ojos color cielo
y su pelo
enredado era un trigal.
Pasó el muchacho
su sombrero
recogiendo el
sustento diario,
en el sombrero
las monedas
y en el alma los
aplausos.
Al llegar a la
gitana hermosa
de ojos color
cielo y pelo como un trigal
esta lo miro a
los ojos…
Aquel muchacho
que tocaba y cantaba,
canciones simples
de amor, era yo,
y la gitana
hermosa me dijo:
trata de que
nunca llore tu guitarra,
porque el día que
lo haga, estará muriendo el amor.
No creo en
predicciones gitanas,
pero hoy no sé
qué pueda pasar… no sé…
porque… porque está
llorando mi guitarra.
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