miércoles, septiembre 27, 2006

Duele el silencio

Vicente Herrera Márquez

Toco a tu puerta, esperando que se abra,
espero verte, la puerta esta cerrada.
Pregunto al viento, mi cómplice de cuitas,
no me responde, también sopla en sordina.
Espero una palabra, tu boca esta callada.
Espero un guiño, una mueca, una mirada,
mis ojos escudriñan, de ti no encuentran nada.
Duele el silencio, tu silencio duele.

Daña aquí dentro tu cruel indiferencia.
Hiere tu distancia y tu falta de presencia.
Más hieren tus ausencias de respuestas.
Tortura el silencio de tu risa y tus enojos,
también del susurro, que mi nombre deletrea.
Lacera los oídos la falta de oraciones,
y lastima la carencia de un saludo o despedida.
Duele el silencio, tu silencio duele

No es solo el silencio de sonidos conocidos.
Es la ausencia de decires por pluma dibujados.
Es la retirada de ademanes expresivos.
Son huidas de posibles encuentros de miradas.
Amiga, levanta las barreras del castigo,
perdona mis acciones y palabras ofensivas.
Porque duele el silencio, tu silencio duele.
Duele en el sueño, la vigilia, la piel y la razón.

El viento, la nieve y las heladas del invierno,
ahogan los sonidos y escarchan las palabras.
Aquellas hilvanadas en febrero del verano,
y que estiraron el calor hasta mayo del otoño,
palabras que callaron en el apogeo del solsticio.
Ay amor, si supieras como duele tu silencio,
quizás cantarías con fuerza, contra el viento,
y gritando romperías, del hielo, los cristales.

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