Para ti bella mujer que volando como una alondra
ayer llegaste a mis letras y hoy trinas
en mi nido.
Allá van mis
letras dispersas y libres
buscando reunirse
en alguna hoja en blanco,
para escribir una
ronda
de versos, muy
simples, que canten los niños.
Allá van las
letras que llora mi pluma
pretendiendo
entrar en tu claustro escondido,
para escribir con
pasión un verso,
con fuego de
amor, y tatuarlo en tu piel.
Allá van mis
letras que se sostienen de ausencia
engañando y
mintiendo borrosas distancias,
para encender un
fanal en tu puerta lejana,
que vigile tu
sueño y de luz a tu despertar.
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