lunes, abril 20, 2009

Tierra buena, madre del hombre malo

Vicente Herrera Márquez

¿Por qué siempre culpar al prójimo?
¿Por que no pensamos en lo que hacemos cada uno de nosotros?
Es fácil pensar que yo soy el mejor.
Si analizamos nuestra maldad es posible que lleguemos a ser buenos.

Mi madre es la tierra, creo en ella y la quiero
Soy hombre, soy arbusto, soy edificio de este barro,
y por eso la quiero y no quiero que muera.
Soy germen, flor, fruto y nuevamente semilla,
soy hijo de la tierra, soy hijo de la Pachamama.
Soy hombre, producto y resultado de aire, agua, polvo, fuego y arbitrio
y como tal, con defectos y virtudes, y aún así, también creo en el hombre.
Que saco con hablar de lo que hacen otros destruyendo
Mejor reconozco mi culpa.
Y la gran verdad es: yo soy culpable,
de todo lo que hago para darle muerte y sepultura a esta tierra, nuestra madre.
No soy ejemplo ni ser inmaculado.
No cuido el árbol donde anidan las aves.
No mantengo limpio el cauce de los ríos.
Tiño y ensucio la brisa con nubes de aerosoles.
Gasifico el aire con veneno de pulmones.
Horado el firmamento dando paso a rayos infernales
y le quito lo dulce al agua de la vida.


Si la tierra me da el sustento ¿Por qué vierto inmundicia en sus arterias?
Si la tierra me da la vida ¿Por qué derramo la muerte sobre ella?
Si la tierra con su verde me regala endorfinas ¿Por que la coloreo con colores de cloaca?
Si la tierra me da el perfume de una rosa ¿Por qué la riego con mierda?
Si la tierra me da el ser ¿Por qué la destruyo en mi beneficio temporal?

Y a los hijos, y a los nietos y a los hijos de los nietos de mis hijos ¿Qué les dejo?

No llamo a los demás a cuidar de este bien que el tiempo nos legó,
cada uno sabrá y hará lo que dicte su conciencia.
Yo trataré de hacer en lo posible de mis fuerzas, el esfuerzo necesario,
que mitigue el dolor de nuestra tierra, la sed de los desiertos que avanzan,
la tristeza de las flores arrancadas y la ansiedad de verde de los bosques arrasados.

Todos decimos el hombre es el culpable ¿Y quien es el hombre?
El hombre eres tú, es él, somos nosotros, pero sobre todo soy yo, ser individual,
sanguinario, cruel depredador, ilustrado destructor e inocente santurrón.
Hagamos cada uno un examen interior, reconozcamos nuestras culpas.
No critiquemos lo pequeño del vecino escondiendo nuestra montaña de maldad.
Aremos con manos francas miles de surcos en el yermo y sembremos germen de bondad.
Os aseguro que la tierra nos lo agradecerá.