Hay momentos en que arrecia con fuerza
inusitada este viento del norte, parece que me quiere expulsar más allá de sus
límites, y tal vez tenga razón.
Es cierto, soy un intruso en estas tierras y en
las comarcas que domina; soy un simple aventurero que llegué buscando un poco
de cariño y mucho de amor.
¿Por qué llegue hasta aquí, tan lejos de mi
tierra?
Llegué porque una vieja gitana amiga me dijo
que en tierras del norte me esperaba la
fortuna que siempre había buscado, que estaba presa en un lugar escondido y que el Cierzo era su guardián.
Quise encontrar ese lugar y quise desafiar a
ese viento, puesto que allí estaba la mujer que siempre soñé, estaba el amor
que siempre anhelé, estaba la piel que siempre desee como abrigo.
Llegué, busqué y encontré el lugar. Fue un día
que el viento andaba de fiesta. Allí estaba ella, nos miramos, sonreímos,
reímos, cantamos, bailamos y nos enamoramos, al menos yo sé cuánto me enamoré.
Y jugamos en la campiña desafiando a volar a
las aves, en las quebradas corrimos desafiando, en su cauce, al arroyo
cristalino y a luz del sol bailamos retando al viento que estaba celoso.
Y en noche de primavera a la luna llena le
mostramos nuestra piel desnuda, mientras el trigo de la pradera nos cobijó de
la brisa del anochecer y un viejo roble solitario del rocío del amanecer.
Pasan los días y se va yendo el verano. Hoy
siento que ella se aleja de mí buscando techo para cobijarse de la lluvia del invierno y las heladas de enero, puesto que
yo no poseo nada para brindarle. Por lo tanto tendré que emigrar solo a menos
que quiera que me quede y entre los dos construyamos un nido que nos cobije del
invierno que se avecina y de todos los inviernos que quedan por vivir
Amor, hagamos un nido entre los dos con madera
de robles añosos y clavos virtuales o volemos a mi tierra donde hay una casita
pequeña que nos espera y corramos por
campiñas y quebradas del sur, con el sol de su verano.
Y si estás dispuesta, lo sientes y lo quieres
ven vuelve y vuela conmigo, démonos un abrazo, un beso y no tengamos sólo
placer sexual, sino que juntos y cobijados por nuestra propia piel sin límites,
hagamos el amor en toda su magnitud.
Quiero luchar, pero la verdad es que las
fuerzas ya me abandonan, sólo tú puedes darme bríos para volver a volar.
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