Vicente Herrera Márquez
Ayer, niña pequeña, jugaba con la luna,
le mostraba sus juegos, la invitaba a su cuarto.
Cuando crecía la contemplaba extasiada,
le susurraba poemas, le contaba sus romances.
Ahora, niña grande, la luna es el espejo en que se mira,
hoy es su confidente, su amiga y compañera.
Por las noches cantan, ríen, lloran y discuten de la vida,
hablan de los hombres, también filosofía.
Beben caipiriñas y danzan con velos color noche,
ríen con chismes y tonteras, también lloran por amor.
Cuando ríen, a carcajadas, hacen coro las estrellas
junto a todas las voces que se esconden en la noche.
Cuando cantan, con ellas, canta el viento con voz de tenor,
mientras las luciérnagas titilan poniendo ritmo a la canción.
Y cuando lloran…
¡Ayyy cuando lloran!
Cuando lloran las cubren nubes de tormenta,
que al mezclarse con lágrimas de niña y luna
caen en diluvio por los campos y se hacen torrentes
que riegan el trigo y arrasan riberas con las penas de la niña.
Cuentos, poemas, crónicas, opiniones, pensamientos, divagaciones e inquietudes de un hijo de la patagonia; modelado, bien o mal, por el indómito y soberbio viento Kóshkil...
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viernes, octubre 21, 2011
domingo, octubre 09, 2011
Pequeñeces
Vicente Herrera Márquez
Pocas palabras que no alcanzaron para un poema
Lo que quedó
Tus labios y mis labios quedaron
sedientos
de los tuyos y los míos.
Tus manos y mis manos quedaron
vacías
de tus contornos y los míos.
Tu mirada y mi mirada ciegas quedaron
sin el reflejo
de tu imagen y la mía.
Tu libro y mi libro de memorias quedaron
con páginas en blanco
y algunas
con versos inconclusos.
Pasaje para el olvido
En esta valija enorme me llevo el tiempo,
el tiempo que tú me diste y no quiero devolver.
Pero antes que te vayas te doy gracias.
¡Gracias! Gracias por el pasaje para viajar al olvido.
El día que yo muera
Recoge mis páginas dispersas por el mundo,
que por años de mis cuadernos arranqué.
Ojalá las logres juntar y si las unes en versos,
recién te darás cuenta que el tiempo pasó y murió
y nunca te diste cuenta de cuánto te amaba yo.
Flor de almendro
A mediados del invierno se hizo flor el almendro,
se acordó que año tras año hay un mes que viste blanco
y aunque este viejo no olvida que tiene que florecer.
En cambio los hombres no somos como el almendro,
con solo pasar el invierno ya olvidamos que fue otoño.
El amor debe seguir
Aunque la distancia lo marchite.
Aunque muchos se rían de él.
Aunque muchos nieguen su existir.
Aunque los poetas lo maldigan.
Aunque cause guerras y destierros.
Aunque victimas de él vivan enclaustrados.
Aunque en su nombre asesine el hombre.
Aunque por él los amantes se suiciden.
Y aunque tú y yo sin querer o queriendo lo matemos,
en el gran teatro de la vida, el amor debe seguir.
Pocas palabras que no alcanzaron para un poema
Lo que quedó
Tus labios y mis labios quedaron
sedientos
de los tuyos y los míos.
Tus manos y mis manos quedaron
vacías
de tus contornos y los míos.
Tu mirada y mi mirada ciegas quedaron
sin el reflejo
de tu imagen y la mía.
Tu libro y mi libro de memorias quedaron
con páginas en blanco
y algunas
con versos inconclusos.
Pasaje para el olvido
En esta valija enorme me llevo el tiempo,
el tiempo que tú me diste y no quiero devolver.
Pero antes que te vayas te doy gracias.
¡Gracias! Gracias por el pasaje para viajar al olvido.
El día que yo muera
Recoge mis páginas dispersas por el mundo,
que por años de mis cuadernos arranqué.
Ojalá las logres juntar y si las unes en versos,
recién te darás cuenta que el tiempo pasó y murió
y nunca te diste cuenta de cuánto te amaba yo.
Flor de almendro
A mediados del invierno se hizo flor el almendro,
se acordó que año tras año hay un mes que viste blanco
y aunque este viejo no olvida que tiene que florecer.
En cambio los hombres no somos como el almendro,
con solo pasar el invierno ya olvidamos que fue otoño.
El amor debe seguir
Aunque la distancia lo marchite.
Aunque muchos se rían de él.
Aunque muchos nieguen su existir.
Aunque los poetas lo maldigan.
Aunque cause guerras y destierros.
Aunque victimas de él vivan enclaustrados.
Aunque en su nombre asesine el hombre.
Aunque por él los amantes se suiciden.
Y aunque tú y yo sin querer o queriendo lo matemos,
en el gran teatro de la vida, el amor debe seguir.
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