A
un mes de comenzado el invierno
subiendo
el empinado sendero andino,
en
un recodo de aquel, encontré a la primavera.
No
sé si andaba perdida o adelantó su llegada
para
recordarme que no escribí los últimos versos del otoño.
Esos
versos que prometí y que siempre fui
dejando para mañana,
hasta
que sin esperarlo llegó el invierno y
congeló las letras,
el
teclado quedó inerte y el poeta cansado se fue a invernar.
Y
ayer al traspasar un recodo y subiendo por el cerro en segunda,
de
repente me encontré la estación primera, bruscamente frené,
me
hice a un lado del camino, me bajé, caminé, miré y me olvide del calendario.
Allí estaba la primavera, asomándose tras un
recodo de invierno,
estaba
esparcida en la orilla del camino y
coloreando la ladera de los cerros;
se
encaramaba florecida por las ramas de
almendros y ciruelos
y
vestía al sol con una tarde radiante despojada de nubes grises
Vestido
de amarillo estaba un aromo frondoso,
abanicando
con su follaje a un ciruelo cubierto de blanco manto.
Al
acercarme a saludarlos y desearles vida y color
se
me atraviesa un almendro rebosante de botones en flor.
El
suelo estaba cubierto de verde matizado por incipientes colores,
era
la primavera que no andaba perdida,
quizás adelantada //
que me vino a recordar que antes de
escribirle a ella y las flores
debo
cumplir mi promesa que olvidé en el otoño y se congelo en el invierno.
Para
ti, amiga de mayo del sur, hoy voy a escribir.
Llegaste un día de abril, cuando al
sol ya olvidaba el estío
y
las nubes derramaban el primer llanto de otoño.
Traías
letras escritas con tinta de dolores guardados,
en
el capítulo de recuerdos escondidos en tu libro de vida.
Tengo
una deuda contigo, señora del paraguas azul.
Te
quedé debiendo letras, no sé si ponerlas en prosa o en verso,
hay
páginas que quedaron inconclusas porque te fuiste
y quedé, además, con la sensación de
ser yo el culpable de ello.
Para
alguien que en el viento se llamó Leonor.
Para
ti, que un día de lluvia caminaste por mis calles
dejando
una estela azulada del color de tu paraguas.
Para
ti poetisa del aire,
relatora
de tiempos,
interprete
de situaciones,
sujeto
de circunstancias,
imagen
de realidades,
y
relatora de verdades.
Para
ti mis letras que quieren recordar el corto tiempo de tu estadía
y
el largo aliento que dejaste en mi inconsciencia.
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Cuentos, poemas, crónicas, opiniones, pensamientos, divagaciones e inquietudes de un hijo de la patagonia; modelado, bien o mal, por el indómito y soberbio viento Kóshkil...
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sábado, febrero 07, 2015
Ayer encontré la primavera
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