martes, septiembre 26, 2006

Arriero de viento austral

Vicente Herrera Márquez

Retando la cerrazón que opaca la luz del sol,
rasgando polvaredas que hieren la piel curtida,
con la distancia adelante y los recuerdos atrás,
el arriero de viento austral se bebe los vendavales,
cruzando pampas de espinos y coironales.
Empuja rebaños de sueños truncos y de animales,
siempre buscando el norte en la cruz del sur.
Avanza jornadas de leguas en pampa incierta
y entre las pilchas, el pilchero carga su propia cruz.
Por cada nombre, a cada uno llama a sus perros,
sus confidentes, sus compañeros y amigos fieles.
Sus ayudantes que apuran y quizás no piensan,
no añoran el principio ni van esperando el final,
ellos arrean las ovejas y el jinete se ocupa en pensar.

Recuerda ojos oscuros, sonrisa blanca en piel morena,
risa inocente, labios ardientes color rubí
y un pelo negro que sus dedos enredan,
torpemente urdiendo australes sueños de amor…
Piensa en los gavilanes que acechan en las ausencias
rondando el rancho donde esta sola su compañera
y piensa que tras un requiebro puede partir.
Largo se hace el camino, siempre el destino esta lejos.
Larga se hace la espera, entre mates y pensamientos.
Ella piensa que al final del arreo, cansado de tanta pampa,
después de haberse bebido el polvo y su sequedad,
en otro rancho, con otro mate, el hombre sacia la sed
y en otros ojos y en otras trenzas, se esta enredando
el centauro de tantas leguas, el arriero de viento austral

No hay comentarios.: