Antes que arribe el
ciclón que me llevará a mi morada final,
con mis últimas alas,
las que tú me diste, quiero volar por mi
viento final.
Seguiré el camino que
la alondra trazó, buscando un refugio
escondido,
allá en tierras del
norte, donde se cultiva el cereal y el olivo,
allá en el valle de
espigas morenas que me alimentaron con el pan del amor.
Seguiré el viento que
lleva el olor profundo de olivas,
envuelto en la fragancia
que exuda tu piel, tu boca y tu sexo.
Y antes que el huracán
destruya mis alas cansadas y marchitas,
antes que arrase con los nidos que abandonaron las
cigüeñas
y antes que el frío
transforme mis palabras en versos de estalactitas,
quiero llegar a tu
puerta y dejarte mi último libro con versos para ti,
escrito, con ayuda
del Cierzo, en los caminos vascos del norte de España.
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