Vicente Herrera Márquez
Voy a buscar por las curvas y accidentes del trayecto
y a
la vuelta de las esquinas en que fui parte de una historia.
Hurgaré
en la profundidad del pozo de olvidos y deshechos
e
indagaré tras las puertas escondidas de los oscuros laberintos.
Traspasaré
el margen que limita las acciones de la vida,
buscando
las letras que dejé de lado por otras disfrazadas de ocasión.
Buscaré,
buscaré hasta encontrar esas letras relegadas,
a la
izquierda de los márgenes de cuadernos anteriores al teclado.
Allí
están, encubiertas las semillas de esos versos que me faltan escribir,
allí,
al margen de lo escrito en compromiso con cordura establecida.
Allí
están, donde escribimos deseos escondidos y arrebatos contenidos,
allí
está todo, al margen de la página oficial y legal de nuestras vidas.
Allí
están los olvidos que maldigo cuando me faltan letras para versos,
y
allí están las palabras que pueden escribir mi gran poema de la vida.
Hoy
al no tener un margen marcado en un cuaderno de papel,
mis
locuras y arrebatos los anoto en hojas limitadas por pixeles
y
las guardo en archivos virtuales que los llamo “Papeles marginales”
para
recurrir a ellos cuando me falten o comience a olvidarme las palabras.
Ahora
sabiendo donde encontrar, buscaré
aquellas intenciones censuradas,
las
traeré al teclado y la pantalla, para vestirlas con nuevas formas y colores
y
darles estructura de cuentos o poemas y hasta quizás me atreva a completar
ese
libro que, poco a poco, estoy escribiendo y lo titulo “La historia de mi vida”
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