Vicente Herrera Márquez
Todo niño, rico o pobre, blanco, negro o
de otro color, distante o cercano,
en algún lugar del mundo, en su verano o en su invierno espera la Navidad.
La Navidad es la fiesta de los niños y es el regocijo de sus padres.
Es la esperanza de los jóvenes y es el corolario de los viejos.
Es la reunión de la familia y la conjunción de sentimientos.
Es el abrazo de los esposos y el encuentro de los amantes.
Es el inicio del andar y el cruce de los caminos.
Es el balance de un año andado y el proyecto del por venir.
Es el recuerdo y es la esperanza.
Es la partida y es el reencuentro.
Es la promesa y el nunca olvido.
Es el cariño y es el amor.
No solo el niño espera el juguete en el árbol o en el zapato en la ventana.
El joven, el no tan joven y el adulto también esperan:
una sonrisa, una palabra, una caricia, una mirada,
e incluso un juguete para ese niño que todos esconden dentro.
¿Y sabes?
También habemos viejos incrédulos, pero soñadores,
que siempre esperamos algo lindo por Navidad.
en algún lugar del mundo, en su verano o en su invierno espera la Navidad.
La Navidad es la fiesta de los niños y es el regocijo de sus padres.
Es la esperanza de los jóvenes y es el corolario de los viejos.
Es la reunión de la familia y la conjunción de sentimientos.
Es el abrazo de los esposos y el encuentro de los amantes.
Es el inicio del andar y el cruce de los caminos.
Es el balance de un año andado y el proyecto del por venir.
Es el recuerdo y es la esperanza.
Es la partida y es el reencuentro.
Es la promesa y el nunca olvido.
Es el cariño y es el amor.
No solo el niño espera el juguete en el árbol o en el zapato en la ventana.
El joven, el no tan joven y el adulto también esperan:
una sonrisa, una palabra, una caricia, una mirada,
e incluso un juguete para ese niño que todos esconden dentro.
¿Y sabes?
También habemos viejos incrédulos, pero soñadores,
que siempre esperamos algo lindo por Navidad.
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