Mientras la
lluvia se confunde
con el llanto del
niño
que no vino,
y el café se
enfría
enredando su
vapor en el humo del tabaco.
El poeta, con la
vista perdida,
Deja escapar
palabras incoherentes
que huyen por el
vidrio roto en la ventana
y se pierden en
el viento.
La espera se
prolonga por horas
que se ocultan en
distantes meridianos
y la noche del
olvido se insinúa,
como un manto
que cubre la
ventana.
El café frío
reposa inerte en la taza
ya no tiene aroma
también se fue
por la ventana.
Se fue diluido en
el aire
escondido en el
humo del tabaco.
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