martes, febrero 14, 2012

A escondidas del viento

Vicente Herrera Márquez

Mis mejores poemas en mis páginas no están,
no tenía con que escribir cuando llegaron a mí.
Con un dedo los escribí en el agua quieta de la laguna,
con una pluma de ave los tracé en las nubes del aire,
con una rama seca de espino los dibujé en la arena húmeda,
para volver con un lápiz, mi cuaderno y guardarlos en papel.
Cuando llegué, temprano al otro día, nada encontré.
No estaban, y bien sé que no fue un sueño o una visión.
Traté de encontrar aquellos versos únicos y hermosos,
los más sublimes y sentidos que pude haber escrito para ti.
Busqué palabras en el agua, busqué letras en la arena,
escudriñé los cielos hurgando entre nubes y no las encontré.
¿Qué pasó?
Bueno, pasó… simplemente pasó lo que pasó.
¡Mi amigo el viento del sur me ganó en llegar!
Y como no es poeta , no leyó mis versos y arrasó el lugar.
Traté de recordar palabras, frases u oraciones,
aunque fuera un sustantivo, un adjetivo, un verbo.
Recorrí la playa, pateé la arena, maldije las olas,
descargué mi furia a las nubes oscuras,
grité al viento “amigo”, pero respuesta ninguna encontré.
Entonces, desde aquel momento solo pude escribir,
los pocos y sencillos versos que hoy puedes leer.
No busques mis poemas bellos, no están, los borró el viento,
ese huracán frío que, insensible, asola las pampas del sur.

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