sábado, febrero 07, 2015

Poemas pequeños que quizás no digan nada. (Hoja 3)




No sé y no importa

No sé dónde andas, no sé con quién estás,
tampoco sé si estas enferma o gozas de buena salud.
Pienso que puedes estar en los versos de otro poeta
o en los brazos de algún soñador que te haya conquistado
soñando, cantando, durmiendo o haciendo el amor.
No sé.
No importa.
Yo solo sé que te quiero y no puedo olvidarme de ti.
Estas dibujada y tatuada con fuego en mi piel.
Estas escrita en mis pupilas, en mis cartas y mis libros.
Y cantas en mis oídos, cual alondra de madrugada

No existen las distancias

Y pensar que sin conocernos, nos quisimos.
Sin olernos tu sudor ni el mío, nos abrazamos.
Sin vernos a los ojos,  nos amamos.
Y sin sentir en nuestras manos el calor de la piel de cada uno,
hicimos el amor y gozamos el placer de mil orgasmos,
que como racimos de uva verde maduraron
a pesar de la distancia de un océano.

Poemas pequeños que quizás no digan nada. (Hoja 2)





Sueño de poeta

Un día contigo le pido a la vida, tan solo un día.
Para quererte, adorarte, mimarte en las horas de sol,
en la noche perderme en tu selva, hundirme en tu ser.
Y al amanecer, cuando el Cierzo amaine,
escribiré un poema en tu piel.


Sí, está escrito

Yo lo escribí y así tendrá que ser.
Algún día, no muy lejano, estaremos juntos,
arderán tu piel y la mía,
serán una hoguera quemando pasión.
Los leños del deseo serán flama ardiente
y los orgasmos, rescoldo caliente.

Rictus, muecas y surcos en la piel


Desde el día que comenzó tu silencio
mi espejo fue adquiriendo una mueca de dolor,
que se muestra cuando me afeito y también cuando me peino.
Se confunde con los surcos que poco a poco van horadando la piel
y se disfrazan los años insensibles con el rictus que dejo tu olvido.
Poco a poco me doy cuenta que fui nadie,
fui soplo de viento pasajero y  hálito de romance imaginado.