Vicente Herrera Márquez
Siento en mi cara una caricia, del norte, brisa tibia
que brota en la resaca que ha dejado un temporal.
Esa brisa trae sabores fuertes de Caribe, caña y miel,
mezclados con ensueño, aventura, candor y joven piel.
Veo el horizonte de montañas que insinúa un arco iris
pintado con rubor de tus mejillas y el color de tu país.
Estoy viendo con tus ojos la belleza de esa tierra,
donde el viento se viste con las plumas del quetzal
y la orquídea monja blanca reza y canta su plegaria,
enredada entre las ramas y las nieblas caprichosas.
Mientras la luna corre con temor de niña enamorada,
jugando a la escondida con la ceiba altiva y legendaria
y se sumerge creciente y rebosante en las aguas de Izabal
o menguante adormecida en el espejo azul del Atitlan.
Oigo un rito maya que emergiendo del fondo de los tiempos
se hace actual en los bosques de Chimaltenango y El Quiché.
Luego con tus oídos escucho el vibrar caliente de marimbas
que incitan a entallar tu cintura de América cimbreante
y recorrerte en un abrazo del levante hasta occidente…
Palpo en ti con mis manos ávidas, ajadas y resecas
la humedad aromática y caliente del centro continente
y mis labios liban de tu boca el sabor de fruta tropical.
Te veo, te oigo, te toco, te pienso como luna creciente,
te siento como mar impetuoso y volcán que quiere estallar
y luego soñando, recorro contigo: Guatemala tu tierra natal.
Cuentos, poemas, crónicas, opiniones, pensamientos, divagaciones e inquietudes de un hijo de la patagonia; modelado, bien o mal, por el indómito y soberbio viento Kóshkil...
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miércoles, marzo 14, 2007
Siempre sera nunca
Vicente Herrera Márquez
Nunca esperes que olvide aquellos momentos vividos,
ni que borre de mis cuadernos lo que juntos escribimos,
tampoco que vele de mis retinas tu imagen de mujer,
ni te encierre en mis recuerdos en un olvidado rincón.
Siempre serás presente cuando conjugue mi vida,
vivirás en mis quehaceres y soñaras en mi almohada,
estarás conmigo riendo y si hay que llorar llorando,
serás momentos del día y nostalgias de anochecer.
Nunca sentirás reproches ni alguna señal de olvido,
porque si hay culpas son mías y no te podré olvidar,
estaré inventando tus sueños en mi agenda de velador
y estaré alumbrando el camino por si quisieras venir.
Siempre estaré escribiendo los versos que te gustaban,
hasta que se diluyan las letras y mis ojos no puedan más,
o hasta que me convenza el tiempo amargo del desengaño
haciéndome comprender que lo nuestro nunca existió.
Nunca me pidas que deje de contarle a la gente y al mundo
cuando convencida cantabas una dulce canción de amor,
que al paso de las cartas en silencio se fue ahogando.
Y contar que seguiré esperando aunque no quieras volver.
Siempre agradeceré a la brisa que te acercó a mi camino
y aunque me duela muy dentro recordaré con dolor,
aquel almanaque insensible que puso fecha al destino
y en complicidad con el viento aquellos lazos rompió.
Nunca esperes que olvide aquellos momentos vividos,
ni que borre de mis cuadernos lo que juntos escribimos,
tampoco que vele de mis retinas tu imagen de mujer,
ni te encierre en mis recuerdos en un olvidado rincón.
Siempre serás presente cuando conjugue mi vida,
vivirás en mis quehaceres y soñaras en mi almohada,
estarás conmigo riendo y si hay que llorar llorando,
serás momentos del día y nostalgias de anochecer.
Nunca sentirás reproches ni alguna señal de olvido,
porque si hay culpas son mías y no te podré olvidar,
estaré inventando tus sueños en mi agenda de velador
y estaré alumbrando el camino por si quisieras venir.
Siempre estaré escribiendo los versos que te gustaban,
hasta que se diluyan las letras y mis ojos no puedan más,
o hasta que me convenza el tiempo amargo del desengaño
haciéndome comprender que lo nuestro nunca existió.
Nunca me pidas que deje de contarle a la gente y al mundo
cuando convencida cantabas una dulce canción de amor,
que al paso de las cartas en silencio se fue ahogando.
Y contar que seguiré esperando aunque no quieras volver.
Siempre agradeceré a la brisa que te acercó a mi camino
y aunque me duela muy dentro recordaré con dolor,
aquel almanaque insensible que puso fecha al destino
y en complicidad con el viento aquellos lazos rompió.
Quiero aprender
Vicente Herrera Márquez
Quiero pedirte me enseñes
como lo hiciste,
quiero que en pocas palabras
me expliques,
que es lo que hay que hacer
para lograrlo.
Si puedes, te pido me digas
muy claro,
si crees que lo puedo yo hacer.
Se que es difícil,
no se si lo podré conseguir.
Si logro aprender
será que tengo la mente muy clara,
o tal vez
seas tu que enseñas muy bien.
Te voy a decir
que hubo cosas que pude aprender,
muy fácil,
a leer, a escribir, a restar y a sumar,
más difícil,
a crecer, madurar, amar y vivir.
Pero de a poco
todo ello en el camino pude entender.
Solo me falta saber
lo que tu, parece, dominas muy bien.
Quiero aprender,
tranquilo, en silencio, te voy a escuchar.
Por favor,
en pocas palabras, sin puntos ni comas,
dime:
como tan pronto se puede olvidar.
Quiero pedirte me enseñes
como lo hiciste,
quiero que en pocas palabras
me expliques,
que es lo que hay que hacer
para lograrlo.
Si puedes, te pido me digas
muy claro,
si crees que lo puedo yo hacer.
Se que es difícil,
no se si lo podré conseguir.
Si logro aprender
será que tengo la mente muy clara,
o tal vez
seas tu que enseñas muy bien.
Te voy a decir
que hubo cosas que pude aprender,
muy fácil,
a leer, a escribir, a restar y a sumar,
más difícil,
a crecer, madurar, amar y vivir.
Pero de a poco
todo ello en el camino pude entender.
Solo me falta saber
lo que tu, parece, dominas muy bien.
Quiero aprender,
tranquilo, en silencio, te voy a escuchar.
Por favor,
en pocas palabras, sin puntos ni comas,
dime:
como tan pronto se puede olvidar.
El viento te busca
Vicente Herrera Márquez
¿Dónde estas?
¿Estas escondida o quizás dormida?
¿Te escondes de mí o para nadie estas?
Te busco de noche y te busco de día,
miro tras puertas entornadas y abiertas,
descifro el silencio de puertas cerradas
y nada ni nadie te ha visto o sabe de ti.
Le pedí a la brisa que en su lento paseo
recorra las plazas y busque en rincones;
y al viento fuerte que corre distancias
le dije que indague en viajes y huidas.
¿Dónde estas?
¿Encerrada? ¿Encerrada en ti misma?
¿Por qué tu silencio y no dices nada?
Le digo a la calle que apague motores,
a los niños que juegan les pido callar,
que los barcos no toquen sirenas
y en las fábricas detengan telares,
que las orquestas ahoguen las notas,
que nadie grite, nadie llore y nadie se ría.
Y aun así con el mundo detenido, dormido
y con todo en silencio, no oigo tu voz.
¿Dónde estás?
¿Dónde estas?
¿Estas escondida o quizás dormida?
¿Te escondes de mí o para nadie estas?
Te busco de noche y te busco de día,
miro tras puertas entornadas y abiertas,
descifro el silencio de puertas cerradas
y nada ni nadie te ha visto o sabe de ti.
Le pedí a la brisa que en su lento paseo
recorra las plazas y busque en rincones;
y al viento fuerte que corre distancias
le dije que indague en viajes y huidas.
¿Dónde estas?
¿Encerrada? ¿Encerrada en ti misma?
¿Por qué tu silencio y no dices nada?
Le digo a la calle que apague motores,
a los niños que juegan les pido callar,
que los barcos no toquen sirenas
y en las fábricas detengan telares,
que las orquestas ahoguen las notas,
que nadie grite, nadie llore y nadie se ría.
Y aun así con el mundo detenido, dormido
y con todo en silencio, no oigo tu voz.
¿Dónde estás?
Ella tiene... (Para ti mujer)
Vicente Herrera Márquez
Ella tiene aromas de oriente
que dejan estelas en la extensión de la verde pradera,
en la estepa nevada y en la pampa arrasada.
Tiene mirada que rasga en invierno la noche oscura,
en verano acaricia la luna y es capaz de opacar sol.
Tiene la voz del arroyo que corre apacible,
de la brisa impaciente y del trueno en la tempestad.
Ella tiene manos de seda
acariciantes y tibias cuando entregan cariño,
francas estrechando amistad y firmes si hay que luchar.
Tiene piel suave, blanca e incitante de amante mujer,
que se torna dura para enfrentar el embate de la iniquidad.
Tiene el cuerpo frágil y hermoso de hembra candente
pero es gigante fiero, impetuoso, para defender su libertad.
Ella tiene el verbo preciso
que con suaves palabras lo musita al momento de amar.
Tiene el discurso que con fuerza y coraje dice: te amo
y también la franqueza elocuente para decir: ya no te quiero.
Camina en el sentido correcto y sabe conjugar la verdad.
Tiene la sensibilidad precisa para enfrentar la vida real
y sabe encontrar en sus tiempos los momentos para soñar.
Ella ya no se acuerda de mi,
tiene en su mundo el hoy y el mañana, yo ya soy lo de ayer.
Quizás el recuerdo ajado de fotos y cartas añejas dobladas,
entre las hojas del libro de versos que dejó en el olvido.
Tiene una meta soñada que se siente obligada a alcanzar,
sin salir del camino trazado por el temor de perder.
Tiene muy claro que hacer, ella es madre, ella es mujer.
Ella tiene aromas de oriente
que dejan estelas en la extensión de la verde pradera,
en la estepa nevada y en la pampa arrasada.
Tiene mirada que rasga en invierno la noche oscura,
en verano acaricia la luna y es capaz de opacar sol.
Tiene la voz del arroyo que corre apacible,
de la brisa impaciente y del trueno en la tempestad.
Ella tiene manos de seda
acariciantes y tibias cuando entregan cariño,
francas estrechando amistad y firmes si hay que luchar.
Tiene piel suave, blanca e incitante de amante mujer,
que se torna dura para enfrentar el embate de la iniquidad.
Tiene el cuerpo frágil y hermoso de hembra candente
pero es gigante fiero, impetuoso, para defender su libertad.
Ella tiene el verbo preciso
que con suaves palabras lo musita al momento de amar.
Tiene el discurso que con fuerza y coraje dice: te amo
y también la franqueza elocuente para decir: ya no te quiero.
Camina en el sentido correcto y sabe conjugar la verdad.
Tiene la sensibilidad precisa para enfrentar la vida real
y sabe encontrar en sus tiempos los momentos para soñar.
Ella ya no se acuerda de mi,
tiene en su mundo el hoy y el mañana, yo ya soy lo de ayer.
Quizás el recuerdo ajado de fotos y cartas añejas dobladas,
entre las hojas del libro de versos que dejó en el olvido.
Tiene una meta soñada que se siente obligada a alcanzar,
sin salir del camino trazado por el temor de perder.
Tiene muy claro que hacer, ella es madre, ella es mujer.
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