Vicente Herrera Márquez
Con sol, con lluvia o con viento;
con risa, con tristeza o llanto;
busco verte a través de tu ventana.
Aquella que cerraste de improviso,
escondiendo tras de ella tu mirada.
Ya no escribes en el vaho del cristal,
ni siquiera un saludo o despedida,
o una seña que indique donde estás.
Y espero impaciente como un niño,
que entreabras, siquiera, las persianas.
En las horas meridianas se diluye,
la luz del otoño en mi ventana.
Mi paciencia se retuerce escondida
entre las hojas que repleto con estrofas,
derramadas en el piso de mi cuarto,
esperando con ansias tu llamada.
La espera impaciente se evapora
y transforma en desierto la mañana,
dejando un sabor de incertidumbre
y un amargo de resaca en la garganta.
Son horas solamente en el reloj,
en cambio para el alma son segundos
que caen en cadena interminable,
laceran la conciencia y nublan la razón.
El cigarrillo que alarga la esperanza
se va consumiendo y apagando cual la luz.
Y yo pensando y reclamando ¿Qué pasó?
Ahora a esperar, impaciente hasta mañana,
que ojalá no se extinga la luz en todo el día
y de nuevo tus ojos, iluminen las ventanas.
Cuentos, poemas, crónicas, opiniones, pensamientos, divagaciones e inquietudes de un hijo de la patagonia; modelado, bien o mal, por el indómito y soberbio viento Kóshkil...
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viernes, mayo 12, 2006
miércoles, mayo 10, 2006
Vini-cultura
Vicente Herrera Márquez
Vino tinto de mi tierra,
que entras en mi garganta,
no importa si eres merlot,
carmenere o sauvignon.
Porque igual te siento savia
que penetra por mis venas
para llegar al corazón.
Va nublando la conciencia
y hace olvidar la razón.
Condiciones necesarias,
para sacar de su encierro
a la esquiva inspiración.
Vino tinto de mi tierra,
que entras en mi garganta,
no importa si eres merlot,
carmenere o sauvignon.
Porque igual te siento savia
que penetra por mis venas
para llegar al corazón.
Va nublando la conciencia
y hace olvidar la razón.
Condiciones necesarias,
para sacar de su encierro
a la esquiva inspiración.
El poeta es el vino tinto
Vicente Herrera Márquez
El poeta no soy yo.
El poeta es el vino tinto,
que le da color a mi sangre,
y tiñe el papel con letras.
Con letras que quieren hablar,
que quizás no digan nada,
pero mucho quieren decir.
Quieren decir que estoy vivo.
Quieren decir que aun escribo.
También expresar emociones,
y decir perdón, lo siento.
Por el dolor que causé,
en aquellos que me quisieron
y por herir sentimientos
de quienes me están oyendo.
Quizás, sin saber, a veces,
y cuantas veces sabiendo
que penas estoy sembrando,
no quiero cambiar semillas,
que después voy cosechando.
Poco a poco voy entendiendo,
por que en mis horas largas
solo el poeta acompaña
mis tiempos de soledad...
El poeta es el vino tinto,
y también un amigo leal,
que no pregunta y entiende
lo que yo quiero expresar.
El poeta no soy yo.
El poeta es el vino tinto,
que le da color a mi sangre,
y tiñe el papel con letras.
Con letras que quieren hablar,
que quizás no digan nada,
pero mucho quieren decir.
Quieren decir que estoy vivo.
Quieren decir que aun escribo.
También expresar emociones,
y decir perdón, lo siento.
Por el dolor que causé,
en aquellos que me quisieron
y por herir sentimientos
de quienes me están oyendo.
Quizás, sin saber, a veces,
y cuantas veces sabiendo
que penas estoy sembrando,
no quiero cambiar semillas,
que después voy cosechando.
Poco a poco voy entendiendo,
por que en mis horas largas
solo el poeta acompaña
mis tiempos de soledad...
El poeta es el vino tinto,
y también un amigo leal,
que no pregunta y entiende
lo que yo quiero expresar.
martes, mayo 09, 2006
Crisoles
Vicente Herrera Márquez
Eres yesca, llama, luz.
Eres brasa, eres calor.
Eres volcán a punto de estallar.
Acerca tu antorcha y dame el fuego,
que alumbre nuestro encuentro
y encienda los leños de este hogar.
Convirtamos la pasión en llamaradas.
Quememos los rastrojos que quedan en el alma,
como rémora de amores alejados.
Arrasemos con vestigios de pasados,
que aguijonean los momentos de recuerdo.
Hagamos que el fuego cicatrice las heridas,
que han quedado abiertas en el alma,
dejadas por tantos amores mal curados.
Heridas que los años mantienen siempre vivas,
a pesar de sellarlas con olvido.
Incendiemos nuestras viejas carabelas,
en los diques de puertos olvidados.
Avancemos por nuevos derroteros,
iluminados por llamas de pasión.
Anclemos nuestras naves en bahías abrigadas.
Descansemos en playas si resacas y de calma.
Hagamos que se combinen elementos,
ardan, se quemen y mantengan el calor,
que perdure en el tiempo y no permita
se enfríen ni se rompan los crisoles,
donde se fundan y se mezclen los aceros
que refuercen y resistan la estructura de este amor.
Eres yesca, llama, luz.
Eres brasa, eres calor.
Eres volcán a punto de estallar.
Acerca tu antorcha y dame el fuego,
que alumbre nuestro encuentro
y encienda los leños de este hogar.
Convirtamos la pasión en llamaradas.
Quememos los rastrojos que quedan en el alma,
como rémora de amores alejados.
Arrasemos con vestigios de pasados,
que aguijonean los momentos de recuerdo.
Hagamos que el fuego cicatrice las heridas,
que han quedado abiertas en el alma,
dejadas por tantos amores mal curados.
Heridas que los años mantienen siempre vivas,
a pesar de sellarlas con olvido.
Incendiemos nuestras viejas carabelas,
en los diques de puertos olvidados.
Avancemos por nuevos derroteros,
iluminados por llamas de pasión.
Anclemos nuestras naves en bahías abrigadas.
Descansemos en playas si resacas y de calma.
Hagamos que se combinen elementos,
ardan, se quemen y mantengan el calor,
que perdure en el tiempo y no permita
se enfríen ni se rompan los crisoles,
donde se fundan y se mezclen los aceros
que refuercen y resistan la estructura de este amor.
miércoles, abril 19, 2006
Capullo de viento
Vicente Herrera Márquez
Amiga del aire, capullo de viento,
te veo en mis sueños, te escucho en silencio,
te alejan distancias, te acercan los tiempos
Bandadas migrantes de aves errantes
me traen estrofas de tu lejanía.
Me traen la esencia de tierras queridas,
que mi mente cansada no puede olvidar.
Traen a mis ojos los matices presentes
de aquellos paisajes de tiempos pasados,
que en mis retinas, cubiertas de smog,
en su fondo se encuentran grabados.
Me traen murmullos de niños traviesos
que juegan, que corren, que estudian
en aquellas aulas de la vieja escuela.
Me traen susurros de muchachos lindos
y caricias amantes de jóvenes bellas,
que derraman amor en la plaza aquella.
Me traen el canto de madres que mecen
en cunas sencillas de hogares humildes,
el futuro incierto de nuevas vivencias.
Me traen clamores de mujeres y hombres,
que con banderas y gargantas claras,
se toman las calles y con fuerza demandan:
trabajo, justicia, salario, equidad y paz.
Me traen lamentos de compañeros de antaño
que a duras penas arrastran los años.
Me traen cuitas de amigos de tiempos pasados,
de viejos compinches que añoran momentos
gozados, sufridos, vividos y dejados atrás...
Con las aves de invierno que se alejan del sur
envía tus versos, tu canto, tus sueños,
que aquí en el norte, yo estoy esperando
que la distancia algún día se acorte, se encoja
y no sea tan larga, para volar hasta allí
saciar mi sed de nostalgias y embriagarme.
Sí, embriagarme al beber de tu aliento,
amiga del aire, capullo de viento.
Amiga del aire, capullo de viento,
te veo en mis sueños, te escucho en silencio,
te alejan distancias, te acercan los tiempos
Bandadas migrantes de aves errantes
me traen estrofas de tu lejanía.
Me traen la esencia de tierras queridas,
que mi mente cansada no puede olvidar.
Traen a mis ojos los matices presentes
de aquellos paisajes de tiempos pasados,
que en mis retinas, cubiertas de smog,
en su fondo se encuentran grabados.
Me traen murmullos de niños traviesos
que juegan, que corren, que estudian
en aquellas aulas de la vieja escuela.
Me traen susurros de muchachos lindos
y caricias amantes de jóvenes bellas,
que derraman amor en la plaza aquella.
Me traen el canto de madres que mecen
en cunas sencillas de hogares humildes,
el futuro incierto de nuevas vivencias.
Me traen clamores de mujeres y hombres,
que con banderas y gargantas claras,
se toman las calles y con fuerza demandan:
trabajo, justicia, salario, equidad y paz.
Me traen lamentos de compañeros de antaño
que a duras penas arrastran los años.
Me traen cuitas de amigos de tiempos pasados,
de viejos compinches que añoran momentos
gozados, sufridos, vividos y dejados atrás...
Con las aves de invierno que se alejan del sur
envía tus versos, tu canto, tus sueños,
que aquí en el norte, yo estoy esperando
que la distancia algún día se acorte, se encoja
y no sea tan larga, para volar hasta allí
saciar mi sed de nostalgias y embriagarme.
Sí, embriagarme al beber de tu aliento,
amiga del aire, capullo de viento.
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